Silent Hill antes de Silent Hill: el imaginario de Juan Rulfo.

¿Existen similitudes entre la obra de un autor huérfano de 1950 logró retratar un ambiente que sería sello de una de las franquicias más grandes de terror de los videojuegos. Todo eso desde el imaginario de Juan Rulfo.

EL HOMBRE MEDIOCRE

11/7/2025

INTRODUCCIÓN

Es difícil no pensar en el catolicismo como una religión fuertemente visual, la narrativa rulfiana se apoya en el sincretismo, la ontología, la psicología y el terror, el terror a lo desconocido; el terror primitivo, el mismo que provoca el desconocimiento de las deidades, por esto y por época en la que desarrolla sus cuentos, la creencia católica se encontraba aún más arraigada que en la actualidad y en donde el clero tenía y quería mantener su influencia y poder dentro de las esferas políticas, potenciado en los mitos y leyendas de los pequeños pueblos del sur de Jalisco, adicional a la reflexión y observación que hace de la sociedad dentro del marco de la revolución mexicana y la guerra cristera, en donde el pecado y la desobediencia al Dios es el peor “crimen” que un humano puede comente dentro de su contexto.

Es por ese motivo que muchos de los lugares que describe son purgatorios, espacios liminales en donde la muerte y la vida se diluye, en donde los muertos vagan en busca de la luz que le puede brindar el que los vivos los recuerden y los liberen mediante la oración, en donde el primero en morir se deja encargado de posicionarse a nuestro favor una vez que llegue al cielo prometido por la religión católica.

La idiosincrasia y las tradiciones más arraigadas son reflejadas por Juan Rulfo, pero lo que llama la atención todavía de lo simple (que no mala) forma de escritura es que es posible comprender los motivos de los personajes, sus dudas y miedos. El lenguaje juega un papel importante en su obra, ya que al ser tan sencillo, el lector se siente parte de este mundo onírico y liminal que nos presenta.

EL IMAGINARIO DE JUAN RULFO

No hay lugar en donde refugiarnos, las historias son intensas, crudas y reales, son personas simples, civiles que se vieron inmersos en situaciones que los sobrepasan y actúan de la mejor forma que el sentido común de la época les permitía, lo que lleva a que estos carguen culpas, miedos, resentimientos, confusiones, la incertidumbre de la muerte, animas que vagan y personas que parecen espectros sobreviviendo en pueblos abandonados, pueblos fantasma que cuentan historia a través de los espectro que allí habitan.

Pedro Páramo es la Opus Magnum de Juan Rulfo, una novela que se desarrolla en un pueblo abandonado y solo habitado por las ánimas que allí vagan, los espíritus de todos aquellos que no han podido descansar, estas almas aún cargan culpas o pendientes que no completaron en vida, otros siguen vagando por pecados cometidos y porque otros no han orado lo suficiente por ellos. Comala, describen, es un lugar caliente, quizá porque se encuentra pegadito al infierno. Comala funciona como purgatorio para algunos y como infierno para otros, pero la constante es que siempre hay un lamento de fondo, la culpa.

Pero antes de Pedro Páramo, Juan Rulfo escribe Luvina, lo que parece ser la exposición más clara acerca de la estética terrorífica, viciada, liminal y onírica, un lugar en donde las ráfagas de vientos no cesan y están llevan ecos de los habitantes; Luvina un lugar en donde en medio de las casas en ruinas, las personas se asoman con discreción y un espacio en el que parece que el tiempo lleva su propia ritmo.

Un cuento de aproximadamente diez páginas en donde se describe un pueblo asentado en un cerro, un cerro pedregoso y gris, un lugar árido en donde la vida es complicada y la tristeza se siente en el aire.

El primer encuentro con Luvina se da cuando el narrador y su familia llegan al lugar y este se encuentra vacío, enseguida la mujer sale a buscar donde comer y termina en una “capilla” abandonada, casi en ruinas en donde ella simplemente entro a rezar, pero no hay nada ni nadie a quien rezarle, mientras ella le comenta que ha encontró personas pero solo se pueden ver los ojos a través de la mirilla de la puerta.

En Luvina no hay niños, solo quedan los viejos, las mujeres flacas y débiles, y aquellos que no han nacido. Los niños nacen y se vuelven adultos al llegar el alba y dejan el pueblo. El aire mantiene su ritmo y velocidad, ya que previene que el sol baje y acabe con lo que queda del agua y el pueblo.

Claro que Luvina es una crítica a los pueblos que han sido dejado de lado por sus gobiernos, es una observación a la marginalidad que viven cientos de personas. Lo triste aquí es saber que en la actualidad, indígenas y las clases bajas viven en lugares desesperanzadores. Este es un tema que da para su propia nota, solo en este momento me interesa más la estética que la historia como tal.

Talpa es otro cuento que llama la atención, describe el viaje de tres personas, el narrador, su hermano y la esposa, de este. La historia lleva detrás la sombra de la enfermedad y la muerte, el cómo una persona que necesita cuidados constantes al final se convierte en una carga y comienza a mermar tanto las fuerzas físicas como emocionales, del como el la calamidad se pueden crear vínculos enfermizos (aquí ya volteamos a ver a Silent Hill 2).

                                              “Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando acabar con él para siempre. Eso hicimos.” -Talpa. Juan Rulfo

La desventura se da cuando deben de llevar a Tanilo quien de tener las extremidades llenas de ampollas amarillas, esta infección evoluciona y solo quedan llagas que supuran pus espesa y una última esperanza es llevarlo frente a la virgen de Talpa para solicitarle su intervención y cure la enfermedad del doliente. Para lograr el objetivo es necesario un viaje de un par de días que posiblemente termine en tragedia antes de llegar al destino.

De mediados de febrero a últimos días de marzo duró el viaje de los personajes. A lo largo de la caminata, Natalia y el narrador tuvieron encuentros íntimos al lado de las fogatas que tuvieron que encender para poder sobrellevar el viaje, llegando al punto de que este par deshumanizar al enfermo al punto de no declarar no sentir lástima por él y por supuesto que no es necesario un viaje de casi un mes para notar cansancio importante por cuidar a un enfermo, esta situación se da de manera más común de lo que se piensa.

El hartazgo es notorio y es curiosa la manera en que cambia la mentalidad de las personas cuando se saben cerca de la muerte. Tanilo Santos se deja ir en llanto lamentándose de las ocasiones que ha sido malo. Esto tiene un fundamento psicológico, se entiende como el Síndrome del Cuidador Quemado.

El agotamiento emocional ocasionado por “tener que dejar la vida” por el cuidado constante de otra, provoca despersonalización y sentimiento “de estar atrapado” y la ambivalencia emocional causa una culpa tremenda para los cuidadores, esto lleva a una falta de reciprocidad en donde una persona ofrece todo y la otra no es capaz de responder de la misma manera; porque vaya, la enfermedad no le permite las condiciones para responder al cuidado de los seres que lo rodean, lo que causa gran frustración al cuidador al punto de percibir al enfermo como el origen de todos los problemas que han llegado a la vida de quien tiene responsabilidad sobre el enfermo.

Natalia llega a soltarse en llanto a los brazos de su madre, ya que ahora este par carga la culpa de haber dejado al muerto en un pueblo lejano, para ser más exactos en el cerro. Después de eso, Natalia y el narrador se alejan sentimentalmente y no vuelven a cruzar palabra. Ya que el peso del cuidado de Tanilo les pesará para siempre.

La violencia, la crudeza, la realidad social y económica de los pueblos y la importancia de las creencias y el misticismo religioso son el día a día. Juan Rulfo se dio el tiempo de conocer la vida de las localidades que se encuentran en la periferia de la capital del estado, ya que por obvio que suene, los estilo, ritmos y la intensidad de las creencias varían de forma importante aunque la ciudad y la periferia se encuentre solos un par de cientos de kilómetros.

La violencia en Rulfo no es sutil, es directa y chocante, si queremos violencia estilizada y sutil tenemos a Nicolas Winding Refn, pero aquí no hay de eso, el miedo, lo visceral, la culpa, el arrepentimiento, los lamentos y la hostilidad hacen gala en cada uno de los relatos de este escritor. Es comprensible el porque a pesar de su corta obra literaria haya encontrado su propio nicho, allá creado un estilo propio e impactado en escritores como Gabriel García Márquez (ya de este cada uno tendrá su opinión), creador del mal llamado realismo mágico.

Muchas cosas puede ser la narrativa rulfiana y una de las que nunca se hace gala cuando se recomienda es decir que se trata de un autor de terror, pero no de cualquier terror, del psicológico, de ese que hace mella en los nervios, ese que provoca paroxismo de ansiedad e incertidumbre, ese terror psicológico que te desarma y maravilla a partes iguales, la descripción de los lugares en donde se desarrollan sus cuentos tienen ese aire enrarecido en donde a pesar de que no pasa nada, algo dentro de nosotros sabe que hay algo mal allí, pero no tenemos el lenguaje ni los conceptos para definir de qué se trata y esa desesperanza y vaguedad nos asusta.

Continúa...

Los mundos de Juan Rulfo son violentos, crudos, reales, viene marcado por toda la marginalidad que vivieron los pueblos aledaños a las capitales de los estados en donde se dio el movimiento cristero (principalmente en Jalisco).

Su obra se basa en el misticismo sincretico mexicano a la par de que toma elementos atoctonos culturales. Comala hace a la par de purgatorio, que a la vez es infierno para otros, dependiendo del recuerdo que tienen los vivos de las almas en pena, almas en pena como las que vagan en el otro poblado: Silent Hill

7 de noviembre del 2025